Vodkas aromatizados
En The Sun, tenemos una columna periódica sobre bebidas, lo que significa que tengo muchas ocasiones de fotografiar.... cerveza. Solo en el último mes he tenido ocasión de preparar fotografías para artículos sobre la octoberfest, cervezas de trigo, vasos para cerveza, etc.
Así que me sentí aliviado al escuchar que por esta vez nos dedicaríamos al vodka. E incluso tendríamos que fotografiarlo (je, je...)
No, no nos bebimos ninguno de estos vodkas. Al menos, tú no puedes comprobarlo.
Tenemos un buen equipo de diseño y fotografía que se dedica a la producción. Esto quiere decir que la composición y las ideas son preconcebidas, aunque tienen la suficiente flexibilidad como para prestar atención a ideas de ultima hora.
Ejemplo: Hace un par de semanas fotografiamos una composición bastante cerrada, al estilo de portada de "Live!" sobre como triunfar en las ligas profesionales como una estrella de rock. Al final de la sesión hice una fotografía de un detalle, de esas que se hacen sabiendo que seguramente será descartada. Al diseñador le gustó tanto que la puso como imagen de portada y utilizó la imagen "principal" para el interior del artículo. Nunca se me ocurrió pensar en ella como una portada mientras la hacía, pero al final terminó funcionando bien.
Es un circulo vicioso muy positivo cuando tienes ese tipo de realimentación con el equipo de diseño. A la gente nos gusta experimentar, asumir riesgos, cambiar ideas, dejar la puerta abierta para que alguien haga un cambio de ultima hora.
Al final lo único que importa es lo que queda mejor en la página impresa. Déjate el ego al otro lado de la puerta y permanece abierto a nuevas ideas de cualquiera.
Es en este ambiente en el que la diseñadora había propuesto vagamente la idea de los vodkas aromatizados. Ella quería tener los elementos que producían el aroma dentro de vasos llenos de vodka, pero dejaba los detalles para el fotógrafo. Además ella tenía unos bonitos vasos altos, exactamente del tipo que hubiese buscado si me hubiese tenido que poner a buscarlos.
Yo sabía que quería un contraluz de los vasos para crear un patrón repetitivo y quería incluir una reflexión parcial que me ayudase a crear otro patrón repetitivo en el otro eje. Eso suponía además que tenía que iluminar la escena en dos planos, para tener un control total sobre la iluminación del contenido de los vasos.
Así que estamos hablando de un montaje básico con dos speedlights: Uno en el fondo y otro en los vasos.
Comprimí el montaje disparando a 200mm (con un objetivo 80-200) a los vasos situados a unos 3m de la cámara. El fondo estaba a otros 3 metros.
De este modo, podía poner una luz en los vasos sin que afectase al fondo y viceversa.
Coloqué los vasos en una hoja de metacrilato blanca e iluminé una hoja de papel blanco en el fondo para crear una silueta, como podéis ver en esta imagen:
¿Por qué metacrilato blanco? Porque era lo que tenía a mano. Me hubiese gustado más uno negro, así habría reflejado el fondo igual de bien y no habría contaminado tanto los vasos como finalmente hizo el blanco.
Pero esto no es Madison Avenue. Así que utlizamos lo que tenemos, trabajamos rápido e improvisamos cuando lo necesitamos.
Me gustaba el aspecto gráfico de la toma, pero no me gustaba como quedaba ese horizonte tan algo (el borde del metacrilato refractado por los vasos a media altura). Ese problema se resolvió fácilmente, poniendo los vasos en el borde posterior del metacrilato, lo que bajó la posición de ese horizonte bastante.
Lo siguiente que hicimos fue construir una pequeña "habitación con claraboyas" para los vasos, a partir de una caja de cartón . Lo bueno de las cajas es que las hay en cualquier oficina (por ejemplo, las del papel de la fotocopiadora) y suelen estar dentro de mi presupuesto.
Aquí podéis ver el montaje desde detrás, donde se puede ver el esquema de iluminación tan complicado que utilizábamos.
Regla número uno para analizar esquemas de iluminación: Siempre asume que es un esquema "simple", mientras no se demuestre lo contrario. Es como leer una novela de misterio. Hasta que se sabe que el mayordomo no es el asesino, mejor asumir que ha sido él.
Mi "caja de luz cenital" no es más que una caja con un agujero arriba, cubierto por una hoja de papel. De este modo, podemos adaptar la luz que incide en cada vaso a placer, haciéndola circular, cuadrada, una banda. Como deseemos.
Incluso podría haber puesto una hoja de papel negro con un agujero individual para cada vaso. Una especie de colección de mini cajas de luz si hubiese querido. Entonces podría haber controlado de manera individual la intensidad de cada una de estas luces simplemente, poniendo trocitos de papel para quitar luz y así obtener un control total sobre la iluminación de cada uno de los vasos.
La idea es que podría tener el control de cada centímetro cuadrado de la escena. Tal y como finalmente lo hice, le puse un snoot al flash para evitar que la luz cayese sobre la parte frontal del metacrilato. Además me dediqué a ir apuntando a diferentes zonas del papel, hasta que me gustó el efecto sobre los vasos.
Tenía el control completo, no solo entre el fondo y el primer plano, sino a un nivel microscópico sobre el sujeto. No está nada mal para un par de speedlights y algo de material de desecho de oficina.
Hablando de los flashes, estaban en manual. Si recuerdo correctamente, a 1/8 de su potencia, pero eso no es importante en este momento.
El proceso de ajustar las luces va de este modo:
1. Ajustar la potencia del fondo asta que tienes una apertura razonable para el tono que andas buscando. Lo que en mi caso eran 2EV por encima del gris neutro. Nada raro, simplemente ajusté hasta conseguirlo.
2. Pon la luz en tu sujeto principal. Trabajando con la apertura que has fijado, modifica la luz hasta que tu sujeto es tan brillante como deseas.
Suena complicado, pero no lo es. Inténtalo. La clave es tener tu sujeto y tu fondo lo suficientemente separados como para poder iluminarlos en planos separados.
Luego pasamos a la dinámica de la sesión. Nunca sabes de donde van a surgir los problemas. Esta vez, lo más difícil fue (a) llenar los vasos hasta prácticamente el mismo nivel y (b) separar los vasos entre sí de la manera más regular posible.
Lo más divertido es que tuvimos que usar vodka de verdad y no agua. El agua tiene una viscosidad muy diferente a la del vodka y se notaba demasiado en los bordes de la bebida alrededor de los alimentos y en los bordes del vaso.
Lo que más me gusta de esta toma es lo muy diferente que parece de la primera, dado que la única diferencia es que la diseñadora tapa la luz que ilumina el fondo. Esto demuestra que, en ausencia de la diseñadora bloqueando la luz, es la luz del fondo - y su reflejo en el metacrilato - la que crea el tono de la imagen.
Cuando se quita de ahí, de nuevo vemos los vasos flotando en el mar de tonos claros. El mismo esquema de luces, pero un aspecto completamente diferente gracias al modificador de luz (la diseñadora).
Esto es algo que deberías recordar para usarlo luego.
Esta es otra foto que muestra la caja en su posición. Simplemente recortamos dos de las caras para hacer un túnel por el que fotografiar. El coste total: gratis, con un extra (también gratuito), una caja de luz completamente ajustable en la parte superior.
Aquí puedes ver la mini caja de luz desde arriba con el papel de impresora puesto en su sitio.
¿Que puede ser más simple que esto?
Y para todos aquellos, que digamos se están recuperando de una operación en algún hospital, bajo la influencia de alguna droga realmente buena, aquí tenéis la imagen de mi Micro Vodka Estudio, valorado en $500 y pendiente de patente.
Para que sea todo lo claro que puede llegar a ser.
Antes de desmontarlo todo, siempre me gusta probar algo diferente.
En este caso bajé un par de stops la apertura para ver si me gustaba más con un tono más gris en el fondo. Si me hubiese gustado, simplemente tendría que haber subido dos pasos la luz del flash de primer plano para recuperar el tono de los alimentos y ya estaría.
Esas moras habrían contrastado mucho sobre ese fondo gris. Pero me gustaba más con el fondo blanco, así que me quedé con esa primera versión.
¿Fuiste capaz de destriparlo al principio del artículo? Me apuesto a que si fallaste, fue por complicarlo en exceso.
Así que me sentí aliviado al escuchar que por esta vez nos dedicaríamos al vodka. E incluso tendríamos que fotografiarlo (je, je...)
No, no nos bebimos ninguno de estos vodkas. Al menos, tú no puedes comprobarlo.
Tenemos un buen equipo de diseño y fotografía que se dedica a la producción. Esto quiere decir que la composición y las ideas son preconcebidas, aunque tienen la suficiente flexibilidad como para prestar atención a ideas de ultima hora.
Ejemplo: Hace un par de semanas fotografiamos una composición bastante cerrada, al estilo de portada de "Live!" sobre como triunfar en las ligas profesionales como una estrella de rock. Al final de la sesión hice una fotografía de un detalle, de esas que se hacen sabiendo que seguramente será descartada. Al diseñador le gustó tanto que la puso como imagen de portada y utilizó la imagen "principal" para el interior del artículo. Nunca se me ocurrió pensar en ella como una portada mientras la hacía, pero al final terminó funcionando bien.
Es un circulo vicioso muy positivo cuando tienes ese tipo de realimentación con el equipo de diseño. A la gente nos gusta experimentar, asumir riesgos, cambiar ideas, dejar la puerta abierta para que alguien haga un cambio de ultima hora.
Al final lo único que importa es lo que queda mejor en la página impresa. Déjate el ego al otro lado de la puerta y permanece abierto a nuevas ideas de cualquiera.
Es en este ambiente en el que la diseñadora había propuesto vagamente la idea de los vodkas aromatizados. Ella quería tener los elementos que producían el aroma dentro de vasos llenos de vodka, pero dejaba los detalles para el fotógrafo. Además ella tenía unos bonitos vasos altos, exactamente del tipo que hubiese buscado si me hubiese tenido que poner a buscarlos.
Yo sabía que quería un contraluz de los vasos para crear un patrón repetitivo y quería incluir una reflexión parcial que me ayudase a crear otro patrón repetitivo en el otro eje. Eso suponía además que tenía que iluminar la escena en dos planos, para tener un control total sobre la iluminación del contenido de los vasos.
Así que estamos hablando de un montaje básico con dos speedlights: Uno en el fondo y otro en los vasos.
Comprimí el montaje disparando a 200mm (con un objetivo 80-200) a los vasos situados a unos 3m de la cámara. El fondo estaba a otros 3 metros.
De este modo, podía poner una luz en los vasos sin que afectase al fondo y viceversa.
Coloqué los vasos en una hoja de metacrilato blanca e iluminé una hoja de papel blanco en el fondo para crear una silueta, como podéis ver en esta imagen:
¿Por qué metacrilato blanco? Porque era lo que tenía a mano. Me hubiese gustado más uno negro, así habría reflejado el fondo igual de bien y no habría contaminado tanto los vasos como finalmente hizo el blanco.
Pero esto no es Madison Avenue. Así que utlizamos lo que tenemos, trabajamos rápido e improvisamos cuando lo necesitamos.
Me gustaba el aspecto gráfico de la toma, pero no me gustaba como quedaba ese horizonte tan algo (el borde del metacrilato refractado por los vasos a media altura). Ese problema se resolvió fácilmente, poniendo los vasos en el borde posterior del metacrilato, lo que bajó la posición de ese horizonte bastante.
Lo siguiente que hicimos fue construir una pequeña "habitación con claraboyas" para los vasos, a partir de una caja de cartón . Lo bueno de las cajas es que las hay en cualquier oficina (por ejemplo, las del papel de la fotocopiadora) y suelen estar dentro de mi presupuesto.
Aquí podéis ver el montaje desde detrás, donde se puede ver el esquema de iluminación tan complicado que utilizábamos.
Regla número uno para analizar esquemas de iluminación: Siempre asume que es un esquema "simple", mientras no se demuestre lo contrario. Es como leer una novela de misterio. Hasta que se sabe que el mayordomo no es el asesino, mejor asumir que ha sido él.
Mi "caja de luz cenital" no es más que una caja con un agujero arriba, cubierto por una hoja de papel. De este modo, podemos adaptar la luz que incide en cada vaso a placer, haciéndola circular, cuadrada, una banda. Como deseemos.
Incluso podría haber puesto una hoja de papel negro con un agujero individual para cada vaso. Una especie de colección de mini cajas de luz si hubiese querido. Entonces podría haber controlado de manera individual la intensidad de cada una de estas luces simplemente, poniendo trocitos de papel para quitar luz y así obtener un control total sobre la iluminación de cada uno de los vasos.
La idea es que podría tener el control de cada centímetro cuadrado de la escena. Tal y como finalmente lo hice, le puse un snoot al flash para evitar que la luz cayese sobre la parte frontal del metacrilato. Además me dediqué a ir apuntando a diferentes zonas del papel, hasta que me gustó el efecto sobre los vasos.
Tenía el control completo, no solo entre el fondo y el primer plano, sino a un nivel microscópico sobre el sujeto. No está nada mal para un par de speedlights y algo de material de desecho de oficina.
Hablando de los flashes, estaban en manual. Si recuerdo correctamente, a 1/8 de su potencia, pero eso no es importante en este momento.
El proceso de ajustar las luces va de este modo:
1. Ajustar la potencia del fondo asta que tienes una apertura razonable para el tono que andas buscando. Lo que en mi caso eran 2EV por encima del gris neutro. Nada raro, simplemente ajusté hasta conseguirlo.
2. Pon la luz en tu sujeto principal. Trabajando con la apertura que has fijado, modifica la luz hasta que tu sujeto es tan brillante como deseas.
Suena complicado, pero no lo es. Inténtalo. La clave es tener tu sujeto y tu fondo lo suficientemente separados como para poder iluminarlos en planos separados.
Luego pasamos a la dinámica de la sesión. Nunca sabes de donde van a surgir los problemas. Esta vez, lo más difícil fue (a) llenar los vasos hasta prácticamente el mismo nivel y (b) separar los vasos entre sí de la manera más regular posible.
Lo más divertido es que tuvimos que usar vodka de verdad y no agua. El agua tiene una viscosidad muy diferente a la del vodka y se notaba demasiado en los bordes de la bebida alrededor de los alimentos y en los bordes del vaso.
Lo que más me gusta de esta toma es lo muy diferente que parece de la primera, dado que la única diferencia es que la diseñadora tapa la luz que ilumina el fondo. Esto demuestra que, en ausencia de la diseñadora bloqueando la luz, es la luz del fondo - y su reflejo en el metacrilato - la que crea el tono de la imagen.
Cuando se quita de ahí, de nuevo vemos los vasos flotando en el mar de tonos claros. El mismo esquema de luces, pero un aspecto completamente diferente gracias al modificador de luz (la diseñadora).
Esto es algo que deberías recordar para usarlo luego.
Esta es otra foto que muestra la caja en su posición. Simplemente recortamos dos de las caras para hacer un túnel por el que fotografiar. El coste total: gratis, con un extra (también gratuito), una caja de luz completamente ajustable en la parte superior.
Aquí puedes ver la mini caja de luz desde arriba con el papel de impresora puesto en su sitio.
¿Que puede ser más simple que esto?
Y para todos aquellos, que digamos se están recuperando de una operación en algún hospital, bajo la influencia de alguna droga realmente buena, aquí tenéis la imagen de mi Micro Vodka Estudio, valorado en $500 y pendiente de patente.
Para que sea todo lo claro que puede llegar a ser.
Antes de desmontarlo todo, siempre me gusta probar algo diferente.
En este caso bajé un par de stops la apertura para ver si me gustaba más con un tono más gris en el fondo. Si me hubiese gustado, simplemente tendría que haber subido dos pasos la luz del flash de primer plano para recuperar el tono de los alimentos y ya estaría.
Esas moras habrían contrastado mucho sobre ese fondo gris. Pero me gustaba más con el fondo blanco, así que me quedé con esa primera versión.
¿Fuiste capaz de destriparlo al principio del artículo? Me apuesto a que si fallaste, fue por complicarlo en exceso.
Etiquetas: On Assignment
<< Home